RELLENOS SANITARIOS EN LA CIUDAD DE LA PAZ

Desde la remota antigüedad en diversas culturas de todo el orbe ha sido constante el interés por la búsqueda de lugares con condiciones que no afecten a la salud de sus habitantes, donde el agua es el más importante motivo de atención.

En la obra “La historia comienza en Sumer” de Samuel Noah Kramer se reconoce que en la primera civilización del mundo, con su apogeo hace 40 siglos, la ciudad es de la más alta importancia junto con el manejo del agua.

A medio camino, en el siglo I a. C. el romano Vitruvio en su obra “Los diez libros de la Arquitectura” se preocupa por la salubridad del emplazamiento de las ciudades y al mismo tiempo de la captación y conducción del agua.

Ya en la Revolución Industrial se tuvo en cuenta la higiene y desde el siglo XIX adquirió la mayor importancia debido a trabajos de químicos, biólogos y bacteriólogos, por la propagación de las enfermedades infecciosas en el agua, la basura y otros medios.

Por diversas razones el manejo del agua siempre ha estado ligado a la disposición de los desechos sólidos y líquidos. Por eso, en la actualidad existen normativas e instrumentos jurídicos que imponen su aplicación en países y ciudades de todas partes.

Con ese contexto, es deseable que en Bolivia existan normas técnicas y disposiciones legales desde el ámbito nacional hasta el local, según las características ambientales y fisiográficas en diferentes alturas, dada la inmensa variedad en un inmenso territorio.

Estoy ausente del país desde hace cinco lustros y desconozco los avances en esa materia; sin embargo al día con las noticias y por éstas supe del desastre ambiental ocurrido el 17 de enero pasado en el relleno sanitario de La Paz en Alpacoma.

Y, realmente, no pude comprender que se haya producido. La Paz, es reconocida por su complicada geomorfología e hidrografía, que la hacen de las más complicadas urbes del planeta y toda la normativa que la rige debería ser la apropiada.

Baste decir que tiene 400 cursos de agua reconocidos, superficiales y subterráneos, más cuerpos de agua subterráneos, unos alimentados por corrientes de agua y otros de aguas fósiles: mantos acuíferos encapsulados hace miles de años.

Aparte de los cursos de agua propios del interior de la cuenca, entre tanto de lo que ignora o se prefiere olvidar ¿de dónde se cree que provienen las aguas que desde que se tiene memoria ocasionan derrumbes y deslizamientos en la ladera oeste de la ciudad?

Cabe preguntar si cuando se hizo el diseño del relleno sanitario en Alpacoma se realizaron estudios hidrológicos y geomecánicos hasta las profundidades de ese lugar—además muy cercano al corte del Altiplano— y de su entorno en una zona de exclusión.

También sobre la calidad de sus componentes, desde la membrana de recubrimiento hasta el material para cubrir los desechos, sistemas colectores del lixiviado, colectores de gases de invernadero y su procesamiento, aparte de un equipo compactador.

Ahora es necesario que la ciudadanía tenga información sobre las mismos aspectos sobre el relleno sanitario que se quiere habilitar en Patapampa, zona de Limanipata en las alturas de Achachicala como se tiene noticia desde el mes de marzo pasado.

Tomando en cuenta que esa localización tiene condiciones geomorfológicas e hidrológicas de la misma naturaleza que los otros valles de la cuenca paceña que, como queda dicho, tienen en conjunto centenares de cursos de agua superficial y subterránea.

Es un criterio generalizado que la disposición de desechos, en relleno sanitario o vertedero abierto, no debe estar aguas arriba de un asentamiento humano y que debe ser autorizada con previo riguroso estudio de impacto ambiental.

En general, sólo es necesario añadir que cada curso de agua superficial  en La Paz tiene debajo otro subterráneo que por filtración tiene las mismas características físicas y químicas, en el singular abanico que hacen las subcuencas que configuran a la urbe.

En un proyecto de la Ley de Urbanismo [En Marco e instrumento jurídico de la política de asentamientos humanos] propuesto en el año 2000, se planteaba:

«DISPOSICIÓN DE DESECHOS DE CUALQUIER NATURALEZA. La disposición final de  desperdicios domésticos o industriales cualquiera sea su calidad o volumen no debe ser ubicada en sitios aguas arriba de asentamientos humanos, aunque no estén cerca de cursos de agua considerando que pueden existir corrientes subterráneas desconocidas y que se puede contaminar capas freáticas o acuíferos más profundos, y ser aprobada después de un estudio ambiental completo, debiéndose tomar especial atención a la disposición de desechos tóxicos, radioactivos u otros químicos.»

Sobre los peligros de no considerar la existencia de los cursos de agua en La Paz recomiendo la lectura de La ciudad de las vertientes.

Existe una gran variedad de documentos sobre la creación de rellenos sanitarios. Simplemente como una muestra:

Carlos Calvimontes Rojas, arquitecto urbanista 

1º de abril del 2019